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Sin información, no hay balance | vía: Observatorio Educativo de Venezuela

Observatorio Educativo de Venezuela | Venezuela | 10 de agosto de 2021 | Foto: Archivo Hum Venezuela

El pasado mes de julio, terminó el año escolar 2020-2021 en Venezuela. Un año que se desarrolló con las restricciones propias de la pandemia, pero agravadas por la situación del sistema educativo y la emergencia humanitaria que se vive en el país mucho antes del COVID-19.

Al cierre del año escolar, lo primero que deberíamos tener, es un balance de lo sucedido.

Para conocer un balance real y completo de lo sucedido en el año escolar, debería existir información detallada, actualizada y accesible a todos. Sin embargo, eso dejó de pasar en Venezuela, desde que:
– Cerraron el acceso público al sistema de información del ministerio (por el año 2010).
– Dejaron de ser públicas las memorias y cuentas (la última fue en 2015).
– Se prohibió la realización de investigaciones, y el levantamiento de información en las escuelas oficiales, lo que permitía tener ópticas alternativas y complementarias.

Es por ello que la única fuente de información disponible, en los últimos años, son las declaraciones de funcionarios de los entes oficiales, a través de notas de prensa, de intervenciones en programas o cadenas, y su difusión a través de los medios oficiales, incluyendo sus redes sociales. No obstante, la información obtenida a través de esos canales no tiene ni la completitud, ni la precisión, ni la confiabilidad que se requiere para poder considerarlo un balance real de lo sucedido en el año escolar.

En esta oportunidad, y hasta la fecha (martes 10 de agosto), no existe información oficial en la página del ministerio, ni en las de algunos de sus entes adscritos, como FEDE, sino algunas notas de prensa y videos, en la página de la vicepresidencia y en la de algunos medios del Estado, como VTV.

En efecto, en el portal del ministerio de educación, hasta el martes 10 de agosto, no aparecía información con las estadísticas educativas actualizadas. (Es importante aclarar que en ese portal, no hay información oficial, más allá de algunas notas de prensa, pero no data real y detallada). Y la reseña más reciente era del 26 de julio, tal como se aprecia en la siguiente captura de pantalla con la última publicación.

En sus redes sociales, específicamente en la cuenta oficial de Twitter, lo que estaba publicado hasta la primera semana del mes, eran reseñas de actividades desarrolladas, tanto por la oficina central del ministerio, como algunos de sus entes desconcentrados. Sobre el contenido específico de algunas de ellas, se hará referencia en otra publicación.

En ningún caso, se presentó información sobre los resultados y el balance del año escolar.

El viernes 6 de agosto, se realizó un evento para celebrar la graduación de bachilleres de la cohorte de este año. En dicho evento, tanto la vicepresidenta como el ministro del subsistema de educación básica, tuvieron intervenciones en las que mencionaron alguna información.

De estas intervenciones, más allá de apreciaciones sin datos, la información compartida fue una relación de matrícula por niveles y modalidades, presentada por Eduardo Piñate. En el siguiente cuadro, se recogen los datos mencionados que incluyen la matrícula registrada al final del año escolar 2020-2021 y la cantidad de estudiantes promovidos de un nivel a otro, en Educación Básica regular.

Además de esos datos, Eduardo Piñate, afirmó que durante el año escolar 2020-2021, uno de los mayores éxitos que se podía reportar era que se había garantizado el derecho a la educación en Venezuela, sin embargo, no presentó información o evidencia que respaldara esta afirmación. También dijo que estaban sistematizando las diversas opciones que se desarrollaron en la instrumentación del Plan Cada Familia Una Escuela, pero no señaló cómo se evaluará la eficacia en cada caso. Y otro elemento que mencionó en su intervención, fue que la educación en Venezuela se estaba desarrollando en correspondencia con el proyecto de país que se lleva adelante. Al respecto, es importante mencionar que, como es de conocimiento público, hay aspectos del proyecto de país que se está impulsando desde diversas instancias del Estado, que contienen violaciones a lo que está establecido en la Constitución vigente, por lo que, es importante tener en consideración los aspectos del mismo que están afectando la calidad educativa.

Por su parte, Delcy Rodríguez hizo diversos anuncios que incluyeron dos relacionados con la accesibilidad del derecho a la educación. En uno de ellos, informó que se habían aprobado “más de 14 millones de Euros” para la “dotación” de 19 planteles que se inaugurarán próximamente. No especificó dónde están, cuál es la matrícula que atenderán, ni tampoco los niveles que constituyen la oferta educativa, en cada caso. Es importante mencionar que esa información no se encuentra disponible en el portal del ministerio y tampoco en el de FEDE (portal que estuvo caído hasta ayer, sin embargo, hoy se puede ver que ni en la sección de noticias se encuentran datos sobre las construcciones, y las noticias publicadas son previas al 13 de marzo del 2020, más 4 publicadas el 12 de julio).

Otro anuncio hecho por la funcionaria, fue la aprobación de recursos para “fortalecer” 500 escuelas y “recuperar” 24 mil mesas-sillas. En este caso, tampoco hay información en los portales correspondientes sobre las escuelas a atender, ni del tipo de mantenimiento a realizar en cada una.

Con respecto a estos datos, es importante señalar que, en un informe presentado por el MPP para la Comunicación e Información en enero de este año, dice que en Venezuela existen 31.552 escuelas, de las que el 84% son de dependencia oficial. Y de acuerdo con las últimas cifras oficiales que estaban publicadas en un reporte en el portal del INE, para el año escolar 2017-2018 había 29.412 escuelas en total, de las que 24.411 eran de dependencia oficial.

Eso significa que, de acuerdo con anuncio hecho por Rodríguez el pasado 6 de agosto, se incrementaría 0,06% el total de planteles existentes en el país, tomando las referencias previas de 2018 y 2021 (lo que significaría 0,07% y 0.08% de las escuelas oficiales, respectivamente). Y en términos de mantenimiento menor, se estaría atendiendo el 1,6% y el 1,7% del total de escuelas reportadas en el 2018 y el 2021, lo que representa el 1,9% y el 2,05% de las escuelas oficiales existentes en 2018 y 2021, respectivamente.

De forma complementaria, cabe señalar que en las redes sociales de las organizaciones del Estado, con responsabilidad directa en la garantía del derecho a la educación, en los primeros días de este mes, se encontraron algunas publicaciones reseñando el mantenimiento de unas pocas escuelas en Anzoátegui, Apure y Barinas, una inspección de las obras de realizadas en un Liceo, una jornada de desinfección en una escuela del Táchira y un plan de recuperación de mesas-sillas en un municipio del estado Bolívar. Además de ello, se encontró una mención a reuniones realizadas en 3 entidades Distrito, Sucre y Zulia, en la primera para organizar la seguridad de un plantel durante el período de vacaciones y en las otras dos para organizar actividades de mantenimiento en los planteles educativos. En todos los casos, la información presentada en las publicaciones es puntual, y no permitía tener data real sobre el alcance y desarrollo de las actividades.

En el evento del 6 de agosto, Delcy Rodríguez, también hizo otros dos anuncios relacionados con el sistema educativo: la realización de un proceso de registro para que los estudiantes puedan utilizar el pasaje estudiantil, con un mecanismo de pago electrónico, activado con un código QR y el inicio, el lunes siguiente, de un “plan vacacional”, para estudiantes de todos los niveles y la emisión de un programa de televisión denominado CreArte2.0.

Con respecto al plan vacacional, la funcionaria dijo que éste se realizaría en 15.000 planteles, lo que equivale al 56,6% del total de planteles oficiales, de acuerdo con los datos mencionados previamente. En este caso, es importante conocer dónde están ubicados y a cuántos niños y jóvenes se atenderán durante el período vacacional, así como, cuáles son los planes alternativos, más allá de los programas de televisión, que se garantizarán a aquellos estudiantes del subsistema de educación básica que están inscritos en escuelas de dependencia oficial y que, por la selección de los planteles, no tendrán acceso a este “plan”.

Es importante mencionar que, para la realización de este plan vacacional, se desconocen las instrucciones que deberán seguir las Zonas Educativas y las escuelas. Esta situación es diferente a la del período vacacional del año escolar 2019-2020, en el que el ente Rector, elaboró y envió a las escuelas unas orientaciones para el desarrollo de lo que, en ese momento, se denominaba el “Plan Cada Familia Una Escuela en Vacaciones” y que incluía instrucciones para las actividades de mantenimiento escolar, así como para las de recreación.

Adicionalmente, a pesar de que no se había anunciado como una actividad y de que se desconocen las orientaciones respectivas, durante la primera semana de agosto, se vieron algunas publicaciones de Aragua, Monagas y Portuguesa, mostrando actividades de lo que se denominaba en ellas como Plan “Escuelas Abiertas en Agosto”. En Distrito Capital, lo que se difundió fue información sobre la realización de mesas de trabajo para planificarlas.

Después del anuncio hecho el 6 de agosto, e iniciada la segunda semana del mes, se han encontrado otras publicaciones con información sobre el plan, en este caso, mostramos la de Sucre y 3 de Distrito, con información diversa, en la primera, se presentan escuetamente, las opciones a ofrecer, en la segunda se reseña la realización de una reunión de organización de las actividades del plan, y en la tercera, con un enfoque contrario a la esencia cívica establecida en la Constitución, se muestra el inicio de las actividades de formación en idiomas.

En todos los casos, hasta el momento, es importante hacer notar que, es muy poca la información con la que se cuenta públicamente sobre esta actividad, que el plan “Escuelas Abiertas en Agosto” de ser el mismo que fue anunciado en el acto del pasado 6, estaría iniciando en muchas zonas educativas con una semana de atraso y pareciera que producto de alguna decisión oficial, ya que, en el anuncio se especificó que iniciarían las actividades de recreación este lunes 9. Esta situación pone en evidencia la falta de planificación y de coordinación entre las instancias del ente rector, en sus diversos niveles de organización, planificación que debió hacerse antes de finalizar el año escolar si se trataba de un plan para desarrollar actividades a lo largo del mes de agosto, como su nombre lo dice. Esta situación, más la restricción en el número de instituciones habilitadas para desarrollar las actividades, tiene como consecuencia un trato desigual a los estudiantes, dependiendo del lugar en el que residen.

Hasta aquí hemos hecho referencia a la información que está disponible, debido a las restricciones a las que hicimos mención al principio. Pero ¿cuál es la información que, como país y como ciudadanía, deberíamos tener?

Para poder decir que tenemos un balance de lo sucedido en el año escolar 2020-2021, deberíamos:

  • Saber cuántos estudiantes cursaron efectivamente el año escolar, con su relación por edad y sexo en cada año y grado. Y dado el contexto de la pandemia, al decir efectivamente, no se puede hacer referencia solamente, como en las situaciones pre-pandemia, a la asistencia a lo largo del año escolar, sino que se debe tener una relación de la comunicación efectiva de los docentes y las escuelas, con los estudiantes y las familias.
  • Obviamente, de forma complementaria, se debería tener una evaluación de los aprendizajes reales logrados por los estudiantes, al finalizar el año escolar. En este caso, se requiere eliminar la lógica de la “certificación automática” que se ha instrumentado en el subsistema de educación básica.
  • Saber cuántos docentes estuvieron en ejercicio permanente, cuál fue su nivel de comunicación con los estudiantes y las familias y de interacción con los directivos de su escuela y con los supervisores de la Zona Educativa. En este caso, se requiere saber también, cuál es el nivel de formación de cada docente, así como, las competencias que tiene para desarrollar las actividades en el nivel y año que les corresponda.
  • Deberíamos tener un censo del personal directivo, administrativo y obrero de cada escuela, su estatus y actividad a lo largo del año escolar. En el caso de todos, pero, especialmente, en el del equipo directivo, se requiere saber cuál es su nivel de formación y competencias para desarrollar las actividades propias de sus cargos.
  • Otra cosa que se debería saber, con detalle, es el estatus de las Zonas Educativas, las Autoridades Únicas, las Direcciones de Educación de gobernaciones y alcaldías, a lo largo y ancho del país, con cuál personal cuentan, cuál estuvo activo a lo largo del año escolar, cuántas veces visitaron las escuelas a su cargo, y también, como en el caso de los directivos, cuál es su nivel de formación y competencias para desarrollar las actividades propias de sus cargos.
  • Tener un inventario con las condiciones de la infraestructura de cada una de las escuelas a lo largo y ancho del país, con una relación del estatus de los servicios públicos que requieren para su funcionamiento.
  • Saber cuál fue la cobertura real del PAE y la calidad nutricional de las comidas, en cada una de las escuelas oficiales.
  • En Venezuela, también deberíamos tener información sobre los planes de estudio, su estatus de desarrollo e instrumentación y la evaluación de los materiales y recursos que se utilizaron en cada nivel y modalidad.

Esta data, en términos generales, es imprescindible, independientemente del contexto en el que se desarrolle el año escolar para poder tener un balance de lo sucedido. Pero en pandemia, además, deberíamos saber:

  • En cuantas familias se pudieron instrumentar las actividades del plan Cada Familia Una Escuela, cuántas contaban con condiciones para desarrollarlas y apoyar a los estudiantes; y cuántas recibieron acompañamiento y apoyo, de qué tipo, con qué frecuencia y suministrado por quién.
  • En cuántas escuelas, cuántos y cuáles docentes, utilizaron variantes del Plan, cuál fue la variante, a cuántos estudiantes pudieron llegar efectivamente.
  • Y en cuantas escuelas, cuántos y cuáles docentes, utilizaron los programas y materiales del Plan Cara Familia Una Escuela para desarrollar sus procesos.

Mientras el país no cuente con esa información detallada, no se puede afirmar que se garantizó el derecho a la educación, que no se incrementaron las desigualdades sociales y territoriales, ni que el año escolar culminó con éxito; así como tampoco, sin evaluar la efectividad de todas y cada una de las variantes del Plan Cada Familia Una Escuela, es decir, sin conocer qué tanto alcance tuvo cada variante y cuánto aprendieron los estudiantes en cada caso, se puede afirmar que son “soluciones creativas” que permitieron desarrollar los aprendizajes el año escolar pasado.

Sin información, lo que se tienen son referencias puntuales, reseñas anecdóticas y propaganda.