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Prisiones Venezolanas: Repúblicas Independientes del Crimen | vía: CONNECTAS y Runrunes

CONNECTAS | Runrunes | Venezuela | 29 de junio de 2023

Si Netflix quisiera una nueva serie criminal para su extensa lista de títulos, solo tendría que poner cámaras en el Internado Judicial de Carabobo, mejor conocido como Tocuyito, y dejar que la vida pase.

En esta cárcel ubicada a dos horas de Caracas, las armas y las drogas se intercambian como si fueran caramelos. Desde allí se planifican negocios tan rocambolescos como la cría de cerdos y otros animales de granja, y un día a la semana tienen su propia versión de la película La noche de la expiación o La Purga, en que a los presos cercanos al jefe mafioso se les permite robar sin tener que rendir cuentas.

El cerebro de esta estructura delincuencial se vende como un amante de los deportes, un hombre pacífico. Su nombre es Néstor Richardi Sequera Campos, alias “Richardi” o “Papa”, quien fue condenado a 20 años de prisión por el delito de homicidio calificado, según sentencia del Tribunal 2° de juicio de Puerto Cabello, el 22 de noviembre de 2000. En 2008, sus abogados apelaron la condena y recibió una reducción de la pena a 17 años y 6 meses de cárcel, esto significa que debería estar en libertad desde mayo de 2018.

Sin embargo, Richardi, como otros pranes –como se identifica a los presos que gobiernan las prisiones en Venezuela–, ha decidido quedarse a vivir en la cárcel. Llegó al puesto de pran por ser el protegido de un delincuente más temido y respetado: Wilmer Brizuela, “Wilmito”, conocido como el primer y más poderoso pran del país.

Esta investigación fue realizada en siete prisiones que están bajó el control de pranes y revela cómo las cárceles de Venezuela se han convertido en centros de operaciones de grupos armados no estatales. Estas estructuras delincuenciales se han expandido por el país y tienen alianzas con bandas , que o que han logrado construir.

El poder de Richardi comienza afuera de la cárcel, en la calle, donde mujeres, cargadas de paquetes con comida, ropa y otros enseres, hacen fila desde la noche antes del día de visita. Rosa es la más popular del grupo, bromea y conversa con sus compañeras, mientras espera cerca de la puerta principal del penal.