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Cambio Climático: se intensifican las consecuencias y se perpetúa la falta de previsión | vía: OEP Venezuela

OEP | Venezuela | 23 de octubre de 2023 | Foto AP/Matias Delacroix

A continuación presentamos el sexto capítulo del informe Situación Socioambiental en Venezuela 2022.

Descargue aquí el informe Situación socioambiental de Venezuela 2022

Las consecuencias del cambio climático en nuestro país son complejas, debido a que generan a su vez diversas problemáticas que acrecientan las condiciones actuales de pobreza y vulnerabilidad social en las que se encuentra la población venezolana.

El cambio climático intensifica los fenómenos extremos de forma que los hace más recurrentes y de mayor duración. En el 2022, en nuestro país la temporada de lluvias comenzó en abril, adelantándose un mes antes de lo esperado[1]. Las precipitaciones torrenciales se mantuvieron a lo largo de todo el año y produjeron deslaves, personas fallecidas, damnificados e innumerables pérdidas económicas y materiales. Es importante destacar que estos eventos se registraron cuando todavía no había pasado un año del deslave ocurrido en el 2021 en Tovar, estado Mérida, en el que hubo 22 personas fallecidas y al menos 9.322 familias afectadas[2].

7.1. Un año con más lluvia de lo habitual

En el 2022 se reportaron intensos eventos hidrometeorológicos desde finales del primer trimestre hasta finalizar el año. El resumen anual de precipitaciones elaborado por el Departamento de Ingeniería Hidrometeorológica de la Universidad Central de Venezuela[3] indicó que el año pasado hubo un comportamiento peculiar caracterizado por un promedio anual de precipitaciones mayor a lo habitual. De hecho, destacan que en el 2022 “El total del año es 1,107 mm es mayor al total anual promedio 887,0 mm, la probabilidad asociada al acumulado es 82,4% y lo define como Año Lluvioso muy cercano a Lluvioso Extremo”.

Figura 72. Precipitación Mensual Estación UCV período 1950-2022. Fuente: Boletín Mensual Precipitación de diciembre de 2022 en Estación UCV y Resumen Anual del Departamento de Ingeniería Hidrometeorológica de la Universidad Central.

Este reporte también señaló que el 2022 fue “el segundo año con más días de lluvia en 73 años de registros”.

7.2 Inundaciones en el 2022

En la sistematización de reportes de noticias sobre las precipitaciones del año 2022 realizada por el Observatorio de Ecología Política de Venezuela, identificamos al menos 100 noticias sobre incidentes relacionados con las lluvias torrenciales en un período comprendido entre abril[4] y octubre del año pasado. El número de entidades afectadas por eventos hidrometeorológicos fue mayor a la reportada por el OEP en el 2021[5]. En el 2022, 22 estados del territorio nacional registraron algún tipo de afectación por motivo de las fuertes lluvias siendo estos: Amazonas, Aragua, Anzoátegui, Barinas, Bolívar, Carabobo, Delta Amacuro, Distrito Capital, Falcón, Guárico, La Guaira, Lara, Mérida, Miranda, Monagas, Nueva Esparta, Portuguesa, Sucre, Táchira, Trujillo, Yaracuy y Zulia.

Figura 73. Autoridades señalan que en Caracas cayó el triple de lluvia esperada en un mes. Fuente: Runrunes (2022)

En octubre de 2022, las autoridades nacionales habían atendido a 26.000 familias afectadas por las lluvias. También informaron que para la fecha 199 municipios y 629 parroquias habían registrado afectaciones por las precipitaciones[6]Esta cifra es mucho mayor a la reportada en el 2021, cuando se registraron 35.000 personas afectadas de 85 municipios según indicaba INAMEH[7]. Asimismo, el medio digital Efecto Cocuyo contabilizó 92 personas fallecidas[8] por esta misma causa.

La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) señalaba en uno de sus reportes[9] que las fuertes lluvias del 8 de octubre, afectaron a al menos 61.000 personas de 120 municipios de 17 estados.

7.2.1. La tragedia de Las Tejerías

Las fuertes precipitaciones, generaron deslizamientos de tierras y desbordamientos de ríos y quebradas en gran parte del territorio nacional durante este 2022. Uno de los estados más afectados fue Aragua en donde se produjeron dos deslaves de gran magnitud.

En octubre de 2022, en Las Tejerías, sucedió el peor deslave de la última década ocurrido en el país. Este evento dejó un saldo de 54 muertos y 8 personas desaparecidas e innumerables pérdidas materiales.

Figura 74. Deslave en Las Tejerias. Foto: Gregoria Díaz @churuguara

Desde el OEP elevamos un pronunciamiento[10] a partir de este colosal deslave, en el que instamos a abrir un debate sobre la necesidad de una nueva gestión de riesgos y desastres en el país. Si bien, el cambio climático es un factor que incide sin duda en la intensificación de los eventos extremos, tampoco se le puede atribuir toda la responsabilidad de tragedias como la ocurrida en la localidad de Las Tejerías. En este sentido hemos destacado lo siguiente: “Llamar a lo sucedido en Las Tejerías un “desastre natural”, sin más, no nos permite entender el problema, y evita también hablar de responsabilidades humanas y políticas en estos hechos. La alteración del régimen natural de perturbaciones en las cuencas hidrográficas, como este, o los referidos a la Costa Oriental del Lago de Maracaibo o las inundaciones que se desarrollan en varias regiones del país, no deben ser sólo atribuidos a lluvias torrenciales o fenómenos como la Niña o el Niño (de ocurrencia periódica pero cada vez más intensa), sino que también se combinan con los impactos que generan actividades humanas, que van desde la creciente intervención que ejercemos sobre la naturaleza hasta la omisión de medidas oportunas de prevención y mitigación de los desastres por parte de las autoridades nacionales”.

7.2.2.El Castaño

A pocos días del deslave en Las Tejerías, se produjo otro en El Castaño, estado Aragua, que trajo como consecuencia la muerte de 4 personas, 5 lesionados, 100 rescates, y al menos 41 viviendas afectadas, de las cuales 6 se perdieron completamente[11]. Es importante destacar que un miembro del Instituto de Búsqueda y Salvamento I-SAR, indicó que los incendios forestales en Aragua de principios de año contribuyeron al deslizamiento de lodo, sedimentos, y rocas, que causaron parte de los destrozos en la zona[12].

Figura 75. El Castaño en Maracay, estado Aragua. Foto: Federico Parra / AFP).

Además de estos eventos emblemáticos, en el 2022 se registraron inundaciones y deslaves en gran parte del territorio nacional. En Mérida 50 sectores fueron afectados, reportándose en el mes de mayo, viviendas destruidas y la muerte de uno de sus habitantes[13]. Se trató de un incidente que, según el gobernador Jehyson Guzmán, implicó la aprobación del equivalente a unos 280.000$ para atender a los municipios afectados por las lluvias. No obstante, en los hechos, esa cifra no se reflejó en lo concreto, o al menos resultó insuficiente para evitar desastres durante el resto de la temporada de lluvia en la zona.

En Nueva Esparta, al menos 1000 familias perdieron sus enseres y se vieron en la necesidad de ayuda por parte de equipos de emergencia en la zona de Juan Griego[14].

7.3. Impacto de las inundaciones en el sector agroproductivo

Las inundaciones durante el 2022, produjeron pérdidas cuantiosas en el sector agrícola y pecuario[15]. Una de las entidades más afectadas fue el Zulia. Solamente entre mayo y junio, las fuertes lluvias y desbordes ocurridos en el sur del Lago de Maracaibo habrían afectado al menos 150.000 hectáreas productivas[16]. La ruptura de un dique en la zona sur del Lago anegó cultivos enteros de plátano afectando significativamente los niveles de producción de este rubro[17].

El sector ganadero también tuvo cuantiosas pérdidas económicas debido a la afectación de ganado. La industria láctea también registró pérdidas importantes.

Figura 76. Reportan muerte de animales por inundaciones. Fuente Punto de Corte (2022)

Las lluvias torrenciales también afectaron 16 mil hectáreas de cultivos de caña, maíz y arroz. Debe señalarse que un estudio de la NASA ha indicado que cultivos como el maíz se verían seriamente amenazados por el aumento de eventos extremos como sequías o inundaciones[18]. Esta situación afectaría los precios y el acceso de este rubro primordial en la dieta de la población venezolana.

En términos generales, esta temporada de lluvias intensas y más extendida que en otros años, generó un impacto importante en la agricultura y la ganadería. No todos los productores tienen la misma oportunidad de recuperarse de las consecuencias de estos eventos, algunos de ellos, sobre todo los pequeños productores, muchas veces no lo logran. Esta situación deriva en otras problemáticas aún más complejas como la migración y la pobreza.

7.4.Desplazamientos ambientales en Venezuela

Como se ha indicado en este capítulo, el aumento de la intensidad y la ocurrencia de eventos extremos, producen diferentes problemáticas, siendo una de estas, los fenómenos de movilidad humana. En Venezuela, aunque no existen cifras oficiales, se producen desplazamientos asociados a lo que comúnmente se denomina desastres naturales[19].  En el 2021, las lluvias e inundaciones afectaron 85 municipios y 54.543 personas[20] y esto propició las migraciones internas de 32.000 personas, según lo señaló El Informe Global sobre Desplazamiento Interno 2022[21] (ver figura 77).

Figura 77. Países con mayor número de desplazamientos internos en América a finales de 2021. Fuente: Global Report on Internal Displacement 2022.

7.5. Menos glaciares y más enfermedades

Las consecuencias del Cambio Climático se evidencian en nuestro país, no solo en la intensificación de fenómenos hidrometeorológicos sino que además, según lo indican ciertos estudios, para el 2021 ya se observaban “anomalías negativas de la temperatura en el extremo norte de la República Bolivariana de Venezuela”[22].  Este informe sobre el Estado del clima en América Latina y el Caribe también señala que los glaciares de los andes tropicales han disminuido el 30% de su superficie desde 1980.  En el caso de Venezuela, Inparques[23] sostiene que el país será el primero de la región en quedarse sin glaciares. De tres glaciares que formaban la Sierra Nevada, solamente queda el Pico Humboldt y este ha perdido el 99% de su superficie. De hecho, un equipo de investigadores publicó en el 2022, un estudio en el que sugieren que el Glaciar La Corona del Pico Humboldt ya ha dejado de serlo[24].

Figura 78. Venezuela se queda sin glaciares. Fuente El Espectador (2022)

Los efectos del cambio climático en nuestro país supondrán el aumento de al menos tres grados más de temperatura, con una sensación térmica de 60 ºC, en los Andes y el Zulia. Así lo estimó el ingeniero y profesor Osmar Mavárez, de la Facultad de Agronomía de la Universidad del Zulia[25]. También señaló este profesional que se prevé para el 2060 la afectación de unos 2500 Km de las costas caribeñas por la subida del nivel del mar. Es importante destacar que el 6% de la población venezolana vive en las zonas costeras de baja elevación[26]. En tal sentido, la exposición a riesgos de este sector de la población es mayor y con proyecciones que tienden al aumento.

Otro de los impactos relevantes del cambio climático es el aumento de la incidencia de enfermedades infecciosas. En el caso de Venezuela, la propagación del dengue y la malaria en la región amazónica ha aumentado significativamente[27].

Por otra parte, según algunos adelantos del Segundo Reporte Académico de Cambio Climático en Venezuela[28] (que será publicado a finales de 2024) de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (ACFIMAN), se proyecta que para el 2030, aproximadamente 200.000 personas puedan caer bajo la línea de pobreza extrema a causa del cambio climático en Venezuela.

En el 2022 se registró el tercer episodio consecutivo del fenómeno climático de La Niña[29] y para este 2023, las proyecciones estiman que hay una alta probabilidad de que vuelva el fenómeno El Niño[30] lo que implica la prevalencia de periodos de sequías en el país.

Figura 79. Predicciones del fenómeno Niño. Fuente Jorge Paolino Ruíz (2023)

El Cambio Climático incide en que estos eventos sean más intensos, por tanto se espera que en Venezuela las consecuencias supongan una afectación de la producción agrícola y pecuaria, el incremento de incendios forestales y un impacto en servicios ya de por sí precarios, como el acceso al agua y la electricidad. En tal sentido, es imperativo que el Estado establezca planes de prevención y contingencia ante estos fenómenos climáticos.