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Wilson Center advierte que la Covid-19 agrava la crisis de Venezuela

(Wilson Center, Washington D.C, 02 de junio de 2020) En un nuevo informe del Programa Latinoamericano, Oriana Van Praag, con Cynthia J. Arnson, detalla la calamitosa crisis humanitaria de Venezuela que es anterior y se ve agravada por el coronavirus, así como la respuesta internacional a la pandemia.

Con la falta de servicios públicos, la escasez generalizada de suministros médicos y el hambre desenfrenada y la desnutrición antes de la pandemia, Venezuela está mal equipada para hacer frente a COVID-19. El gobierno encabezado por Nicolás Maduro ha pasado años negando la existencia de una crisis humanitaria y resistiéndose a los esfuerzos por llevar ayuda al país. Ahora que los golpes gemelos de la pandemia y el colapso de los precios del petróleo lo han dejado sin recursos, ha buscado asistencia humanitaria en el extranjero mientras continúa restringiendo y controlando las entregas de ayuda. El gobierno ha buscado principalmente la ayuda de sus aliados políticos, China, Rusia y Cuba, pero también ha pedido ayuda a las Naciones Unidas. La solicitud del gobierno a la ONU le brinda una oportunidad única de abrir espacio para las organizaciones de la sociedad civil venezolana.

El informe también llama la atención sobre la difícil situación de unos 5 millones de venezolanos que han huido del país, de los cuales unos 4,2 millones permanecen en países de América Latina y el Caribe; La mayoría de los migrantes y refugiados son trabajadores informales y han perdido su fuente de ingresos debido a las cuarentenas. Más de 62,000 venezolanos han abandonado Chile, Perú, Ecuador y Colombia para regresar a su patria destrozada; y es probable que el número siga aumentando en los próximos meses.

Los autores señalan que el 26 de mayo, 60 países prometieron $ 2,79 mil millones para ayudar a los refugiados venezolanos en la región. Hasta ahora, el principal donante del Plan Regional de Respuesta a Refugiados y Migrantes ha sido el gobierno de los Estados Unidos. Los autores concluyen que aumentar el financiamiento para las respuestas de los refugiados es fundamental pero no suficiente, y que los gobiernos deben esforzarse por integrar a los migrantes y refugiados venezolanos en sus respuestas nacionales, como lo está intentando hacer Colombia.

Traducción no oficial