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UNICEF: Acción Humanitaria para los niños 2021 (informe)

Unicef 2021

Siete millones de personas en Venezuela requieren ayuda humanitaria

La prolongada situación socioeconómica y política, la pandemia por coronavirus 2019 y los flujos migratorios mixtos a través de las fronteras internacionales, afectan fundamentalmente a los niños, niñas y adolescentes de Venezuela.

HumVenezuela.- De acuerdo a la información divulgada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, en Venezuela 3,2 millones de niños, niñas y adolescentes necesitan ayuda humanitaria en 2021, para lo que requiere de USD 201,8 millones. El requerimiento global es de USD 6.400 millones para más de trescientos millones de niños vulnerables, sus familias y cuidadores en todo el mundo. 

El Unicef, 7,5 millones de personas, dentro y fuera de Venezuela, necesitan apoyo humanitario. Y puntualiza que el impacto económico de la pandemia ha empujado a millones de familias y a sus hijos a la pobreza en el contexto de la Emergencia Humanitaria Compleja. 

No obstante, Unicef deja en claro que, “antes de la pandemia, la infraestructura y los servicios, incluidos el agua, la electricidad y el transporte, apenas funcionaban y la escasez de combustible era frecuente. Las restricciones de COVID-19 y la mayor dificultad para acceder al combustible han interrumpido aún más las cadenas de suministro y la prestación de servicios”.

Indica Unicef que, luego de seis años consecutivos de contracción económica, la hiperinflación creciente, las “mayores tensiones políticas, sociales e institucionales, debilitamiento de los servicios públicos y flujos migratorios mixtos” intensifican la crisis, que se ha agravado con el COVID-19. “Los niños se ven afectados de manera desproporcionada por el acceso limitado a bienes y servicios esenciales como alimentos, inmunizaciones, medicinas, tratamiento médico, educación, agua y protección”.

A estos factores se suman, según Unicef, la disminución de la producción de petróleo y las oportunidades de empleo, que inciden en la disminución de los ingresos, el ahorro y el consumo de los hogares. “Los salarios —dice— no pueden seguir el ritmo de la hiperinflación”. 

“Los venezolanos requerirían 144 salarios mínimos de USD 1,2 por mes para acceder a una canasta de necesidades básicas de productos básicos vitales. Más de 5,1 millones de personas han migrado, lo que ha provocado una pérdida asombrosa de profesionales, incluidos trabajadores de la salud y profesores”. 

Unicef advierte que más de 120.000 migrantes se han visto en la necesidad e regresar desde mediados de marzo debido a la pérdida de ingresos en el extranjero como consecuencia de la pandemia, el aumento de las necesidades humanitarias y “los riesgos de protección, incluida la separación familiar y la explotación y el abuso sexuales”.

Enfermedades prevenibles mediante vacunas, como el sarampión y la difteria han resurgido, y aumentan los casos de tuberculosis y malaria. La baja cobertura de inmunización y las interrupciones de los servicios de salud y nutrición debido a la pandemia están amenazando la supervivencia y el desarrollo de los niños. 

Tres cuartas partes de los hogares, según el llamamiento 2021 de Unicef, experimentan “interrupciones recurrentes en sus servicios de agua, y una cuarta parte carece de acceso sostenible al agua potable, lo que hace que la prevención de COVID-19 sea aún más desafiante”.

De los casi 89.000 niños examinados en 23 estados entre enero y agosto de 2020, se descubrió que más de 4.000 padecían desnutrición aguda. Explica este informe que “aproximadamente 2,3 millones de personas padecen inseguridad alimentaria grave en todo el país. Los niños y las mujeres embarazadas y lactantes, en particular los de grupos indígenas y adolescentes, se ven afectados de manera desproporcionada”. 

Casi 6,9 millones de estudiantes de preprimaria a secundaria (3,4 millones de niñas) se han visto afectados por cierres de escuelas relacionados con COVID-19, lo que agrava la situación, pues “856.000 niños ya estaban fuera de la escuela antes del brote”. El informe describe las consecuencias, o daños colaterales del cierre de centros educativos, que han privado a los niños de la alimentación escolar, y han aumentado las amenazas a la seguridad, en particular para las mujeres y las niñas, “incluidos el maltrato, la violencia, la exclusión y la separación de los cuidadores, en un entorno de protección ya débil”. Se trata, según Unicef, de que en las escuelas se cuenta con “intervenciones que salvan vidas”, de las que ahora los niños no disponen.

De los 201,8 millones de dólares que calcula recaudar Unicef para el próximo año, 34,79 % será destinado a programas de agua, saneamiento e higiene; 24,91 % de educación; 17,3 % de salud; 13,36 % de nutrición; 8,06 % de protección infantil y 1,59 % a comunicación para el desarrollo.

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