Venezuela 2020 © Veronica Ravelo
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Salieron de Venezuela por la crisis económica, pero la COVID-19 les ha hecho volver a casa

Médicos sin Fronteras | 16 de octubre de 2020

Asistimos a miles de venezolanos mientras cumplen cuarentena a su rentrada al país. Oswaldo y Jefferson lucharon meses contra el desempleo en plena pandemia global y contra la nostalgia de tener lejos a su familia. Han decidido volver a casa.

© Veronica Ravelo/MSF

Oswaldo Martínez tiene 31 años. Emigró a Colombia porque la situación económica de Venezuela le resultaba insostenible. Con el corazón dividido, dejó su trabajo en un galpón de cebollas para buscar un empleo en otro país que le permitiera enviar dinero a su mujer y a sus dos niños que se quedaron en Venezuela. Llegó a Perú pero no le fue bien. Posteriormente probó suerte en Ecuador. Tras seis meses de lucha contra el desempleo en el marco de una pandemia global y contra la nostalgia de tener lejos a su familia, decidió regresar a casa.

Caminó durante semanas y vivió de la solidaridad y buena voluntad de las personas que encontró a su paso. Cuando llegó a Cúcuta (Colombia), tuvo que esperar días hasta que finalmente logró cruzar el emblemático puente Simón Bolívar que conecta a Colombia con Venezuela. En cuanto llegó al otro lado, fue sometido a una prueba diagnóstica de COVID-19, para determinar su estado de salud como parte de un sistema de prevención de propagación de la enfermedad implementado por las autoridades venezolanas para las personas que reingresan al país. Posteriormente y como recoge el protocolo, decidieron aislarlo en un PASI (Punto de Asistencia Social Integral), denominación que reciben los refugios donde se debe cumplir una cuarentena preventiva antes de volver a casa.

“Me regresé por mis hijos. Seis meses sin familia y sin trabajo es demasiado”, afirma Oswaldo. Oswaldo es uno de los miles de venezolanos que han decidido cruzar la frontera de vuelta. Ya en julio, más de 90.000 venezolanos habían retornado a su país a través de Colombia, según un informe de Migración Colombia, agencia del Gobierno colombiano encargada de los asuntos migratorios. 

En el estado fronterizo de Táchira, a través del cual están regresando la mayoría de migrantes, el Gobierno venezolano ha establecido 28 PASI. Estas instalaciones que antes funcionaban como escuelas o centros deportivos, ahora albergan a las personas que tras someterse a una prueba rápida son agrupadas según los resultados de su análisis. Una vez concluido el tiempo de cuarentena o pasada la enfermedad para quienes resultan positivos, las personas pueden finalmente continuar sus caminos de regreso.

Cristian, Daniela y Deyanira en el centro de cuarente de Táchira, en la frontera de Venezuela.
© Veronica Ravelo/MSF

Médicos Sin Fronteras (MSF), en colaboración con las autoridades municipales y estadales, brindamos asistencia a los venezolanos que regresan a su país y se hospedan momentáneamente en estos centros de cuarentena obligatoria. Nos centramos especialmente en cuestiones de agua y saneamiento con el objetivo de asegurar la provisión de agua potable y prevenir enfermedades comunes. “Una de las patologías más frecuentes que vemos en los PASI eran las diarreas y en este sentido, era necesario mejorar las condiciones de higiene, a través del acceso al agua”, explica Verónica Pérez, integrante de nuestro equipo médico en Táchira.

Hemos brindado apoyo a 16 PASI en Táchira mediante la instalación de sistemas de agua potable y la donación de materiales para control de infecciones, pastillas para desinfección del agua y medidores de cloro residual. También hemos trabajado en la construcción de duchas y bateas para la higiene personal, la reestructuración y acondicionamiento de baños, la dotación de utensilios de cocina para el personal encargado de la alimentación en cada una de las estructuras, formación sobre manipulación de alimentos y medidas de higiene. Además, hemos llevado a cabo jornadas de promoción de salud para promover las normas de higiene dentro de los PASI y evitar enfermedades.

Un camino de vuelta de meses
Para pasar el tiempo, Oswaldo acompaña a su amigo Jefferson Hernández mientras este corta el pelo a otros compañeros aislados en el mismo PASI. Jefferson tiene 23 años y es peluquero. Le llevó dos meses llegar caminando desde Lima, junto a su esposa y a su hijo de un año y cinco meses. Tiene otros dos hijos, pero ellos pudieron cruzar pasar la frontera dos días antes y ahora deben hacer la cuarentena en dos lugares distintos. Jefferson está deseando poder salir para reunirse pronto con toda su familia y volver a casa.

La mayoría de quienes están en el PASI han hecho el camino de vuelta a Venezuela desde diversos lugares de Sudamérica caminando. Las historias son diversas: Cristian tiene 22 años, trabajaba como repartidor de comida y regresó a Venezuela pedaleando desde Bogotá cuando perdió el trabajo en el marco de la crisis causada por la pandemia. Daniela*, de solo 14 años, emprendió un camino que le llevó dos meses para regresar a pie a casa y reencontrarse con su madre, quien había partido unos días antes a causa de una pérdida familiar. Deyanina, 26 años, decidió cruzar de vuelta a su país desde la fronteriza ciudad colombiana de Cúcuta, una vez que perdió su empleo como manicurista en una peluquería que cerró en medio de la actual crisis.

Los tres cruzaron la frontera entre Colombia y Venezuela el mismo día y, tras pasar los chequeos epidemiológicos del lado venezolano, fueron llevados al PASI Fútbol Sala, un complejo deportivo ubicado en San Cristóbal, la capital del estado. Allí se conocieron y decidieron pasar juntos sus cuarentenas. Hoy se sienten prácticamente familia. Juntos se sienten más cerca de su hogar.

Un equipo de MSF visita el centro de cuarentena de Táchira
© Veronica Ravelo/MSF

Hemos adaptado nuestro trabajo en Venezuela en respuesta a la emergencia sanitaria de la COVID-19. Damos prioridad a la población más vulnerable y que padece otras enfermedades y la asistimos en diferentes programas en Anzoátegui, Amazonas, Bolívar, Sucre, Táchira, Miranda y el Distrito Capital. En Táchira, empezamos a trabajar atendiendo al gran flujo de retornados venezolanos por el impacto de la COVID-19 que llega cada día a los PASI tras cruzar la frontera. Hasta la fecha, hemos asistido a 9.350 retornados venezolanos.

*El nombre ha sido modificado para proteger la confidencialidad de esta persona