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Los tres hospitales públicos de La Guajira no tienen médicos gineco-obstetras | vía: IPYS Venezuela

Norma González | Venezuela | 15 de agosto de 2023

Especialistas de los municipios aledaños van cada 15 días para hacer seguimiento a las pacientes y documentar casos. Dicen que 50 % de las mujeres en los poblados fronterizos no pueden acceder a servicios de salud sexual reproductiva

Desde 2018, los dos hospitales  fronterizos de La Guajira y el único Centro de Diagnóstico Integral (CDI) no tienen médicos gineco-obstetras. Esta carencia ha sido una de las barreras que impide a las mujeres de esta región zuliana tener acceso a una buena y permanente salud sexual y reproductiva. 

Ese déficit de profesionales, que también abarca a enfermeras y demás trabajadores de la salud, se incrementa debido a los bajos sueldos y a las condiciones actuales de los centros de salud en el país.   

Por citar algunas de las deficiencias, entre enero y mayo de 2023, 82 % de los servicios de resonancia magnética y equipos de tomografías estuvieron inoperativos, al igual que 42 % de las ecografías, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Hospitales (ENH). Situación que hasta la fecha no ha variado y se hace más crítica en los puestos asistenciales fronterizos.

“Iniciando  la cuarentena por el Covid 19, los médicos dejaron de asistir a los hospitales del municipio. Anteriormente, atendíamos a las embarazada una vez por semana. Hoy en día, remitimos las pacientes a otros centros del municipio  Mara y a Maracaibo. O, por decisiones de los familiares, se trasladan a Maicao, en Colombia, reconoció la directora del Centro Diagnóstico Integral (CDI), Erika Gonzalez, médico integral de la región. 

La realidad de precariedad de los centros asistenciales fronterizos no es de ahora. La problemática se aprecia en las salas de emergencia y en las áreas de parto, que están oscuras. Entre julio y lo que va de agosto se han registrado más de 190 apagones, fallas que obligan a los médicos a trabajar con lámparas recargables y a todo riesgo.

Salud sexual en crisis 

En La Guajira, la atención en materia de salud sexual y reproductiva enfrenta muchos obstáculos. Cerca de 50 % de las mujeres en esta zona fronteriza no tiene control ginecológico permanente. “Es un gran desafío atender las necesidades de la población», dijo Ymar Villalobos médico especialista en obstetricia.

Para hacer frente  a esta situación, un grupo de especialistas de varios centros privados, ubicados en el municipio Mara, van cada 15 días a la zona fronteriza, para atender a las mujeres, hacer seguimiento a los casos y documentar la incidencia de patologías críticas de las zonas rurales. 

“La situación es preocupante, porque el acceso a la salud sexual reproductiva es limitada para las mujeres en esta entidad zuliana”, destacó Villalobos.

Señaló que, cuatro de cada 10 mujeres que asisten a las consultas tienen cáncer de cuello uterino. “Muchas veces por desconocimiento, o por su propia cultura étnica, las pacientes toman muy a la ligera su salud. Algunas van a la primera consulta y no cumplen con el tratamiento indicado por los médicos, tal vez porque así lo deciden o quizás por falta de recurso. Eso complica incluso el seguimiento que podamos hacer de los casos”.

Cruzar la frontera para recibir atención

“En los centros de salud de La Guajira no hay médicos especialistas. A  veces no tenemos los recursos para trasladarnos hasta la ciudad de Maracaibo, además allá todo se paga en dólares y no los tenemos. Una consulta en los centros clínicos puede costar 75.000 mil pesos colombiano equivalente a cerca de 18,75 dólares, y eso es solo una consulta”, comentó Edilia González, quien reside en la parroquia La Guajira.

La mujer de 40 años de edad añadió que hace su control de embarazo en el Hospital Binacional de Paraguaipoa. «Es  lo único gratuito que podemos recibir, las embarazadas. Esto es desesperante, tengo varios días con una infección y no sé qué medicamentos debo tomar para combatir esta molestia”, acotó.

Los ambulatorios ubicados en la línea fronteriza colombo-venezolana son una de las alternativas que, por años, ha favorecido las poblaciones migrante pendulares, compuestas por mujeres indígenas wayúu en situación de vulnerabilidad.

Cuando cruzan la frontera acceden a los servicios de salud gratuitos, reciben sus medicamentos entre ellos vitaminas, ácido fólico y calcio, que muchas veces no consiguen en el territorio venezolano.

En estos puestos también se dictan charlas de salud y prevención de enfermedades contagiosas, entregan folletos, preservativos, anticonceptivos. 

No se atiende la emergencia

Por su parte, el coordinador de Derechos Humanos de La Guajira, José David González, resaltó la grave situación que actualmente enfrentan las mujeres indígenas wayuu en la región.

Manifestó que la falta de asistencia pública por parte del estado, que no da las herramientas para dar respuesta a la alta demanda en los hospitales, es una de las luchas que, día a día, las organizaciones indígenas están visibilizando.

“El CDI  de Paraguaipoa  necesita reparar gran parte de su infraestructura. Este  centro de salud no está en condiciones y no cuenta con los servicios para atender una emergencia”, alertó.

El activista recalcó que en el 2019 la ONU declaró alerta en el ámbito mundial sobre  el tema de vulneración de los derechos de la mujer, pero para que haya reivindicación a estas garantías fundamentales, las mujeres indígenas tienen que salir de su territorio para buscar, en el caso de la salud, atención en otro país.

“Si el gobierno es aliado de los pueblos indígenas está obligado a mejorar la calidad de vida de estas comunidades, desde todo punto de vista”, dijo.

El deber ser

En el camino a la prevención y pese a las deficiencias en el sector asistencial público, los especialistas no dejan de hacer recomendaciones básicas a la población. Insisten que seguir estos pasos ayudan a bajar la incidencia en la tasa de enfermedades y de mortalidad en la mujer:

  1. Las mujeres deben realizarse una evaluación ginecológica cada año. En esa consulta se pueden detectar y prevenir enfermedades.
  2. Se deben incrementar las jornadas de capacitación, principalmente a poblaciones vulnerables, en cuanto a la educación sexual, para ir concienciando sobre el ejercicio responsable de la sexualidad.
  3. Mejorar el acceso a servicios e información completa en materia de salud sexual y reproductiva en poblaciones de menos recursos económicos.