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REPORTAJE | GAS EN CAÍDA LIBRE

Hum Venezuela, Marzo de 2021- Fotografía: PROVEA

Alrededor de 4 millones de familias tienen que cocinar con leña en el país número ocho en reservas en el mundo.

Un proyecto de Pdvsa que en 2010 prometía extender la red doméstica por tubería a lo largo del territorio nacional se desintegró bajo su monopolio. La estatal, por ley, recibe y distribuye todo el gas que se produce en Venezuela, incluyendo el que proviene de la empresa privada. El especialista Antero Alvarado explica por qué no hay gas y solo 25% de la demanda de bombonas de uso doméstico está satisfecho.

Administrador con maestría en economía de la energía; socio director de Gas Energy Latin America en Venezuela, Antero Alvarado lamenta que, teniendo la octava reserva de gas más grande del mundo, Venezuela ha bajado brutalmente la producción de gas total desde 2016. De casi ocho mil millones de pies cúbicos por día hoy ha bajado a un poco más de cuatro mil 500 millones, con cero reinyección y un mercado local de casi dos mil millones de pies cúbicos.

Dos naturalezas diferentes definen el gas que se usa en los hogares. Al que se recibe a través de la red de tuberías se le llama gas natural o gas metano. Es muy abundante en Venezuela y su medio de distribución es más efectivo que el gas propano, distribuido en bombonas.

La producción de gas propano (o gas licuado) está vinculada a la producción petrolera. Si decae la producción de petróleo también baja la de propano. Para que este gas asociado sea utilizable pasa primero por una planta de acondicionamiento y solo entonces se puede extraer. En ese proceso de extracción se remueven los líquidos de gas natural. Las plantas de extracción están ubicadas en Jusepín, San Joaquín y Santa Bárbara (estado Monagas, situado en el oriente de Venezuela), y desde allí el gas se transporta hasta la Planta de Fraccionamiento y Despacho Jose (en Barcelona, estado Anzoátegui), donde esos líquidos se fraccionan para obtener el propano, el butano y la gasolina natural.

De manera que si no hay producción de petróleo no hay gas propano, y si no hay gas propano, no hay bombonas. Si no hay bombonas para quienes no cuentan con electricidad, en un esquema de racionamiento y apagones recurrentes e imprevisibles, solo queda la opción de cocinar con leña, que es lo que está pasando en Venezuela, donde cuatro millones de familias están obligadas a exponerse cotidianamente a riesgos de enfermedades pulmonares para poder alimentarse. 

La industria es un gran consumidor de propano para producir plásticos, resinas, alcoholes, refrigerantes, mientras que el metano no sirve para esta producción en particular. Teniendo esa inmensidad de reservas, Venezuela debe importar el gas propano y detener la producción de esos bienes, que antes se exportaban. 

Estos usos petroquímicos y criogénicos hacen del propano una joya cara. En términos generales, el gas de bombona para uso doméstico es ineficiente. Es más caro, y los recipientes tienen una vida útil corta.

Durante determinados períodos la preponderancia del uso del gas propano ha representado una gran limitación, entre otras cosas porque cuando la OPEP pedía recortes para favorecer los precios, se iban clausurando campos, cierres que impactaron el balance de gas. Pero hoy la falta de propano está más bien vinculada a la caída de la producción petrolera por otras razones, como la desinversión y el consecuente deterioro de la infraestructura. Hoy solo 25% de la demanda de gas propano (bombonas) está siendo satisfecha.

El gas metano, económico y limpio, actualmente se envía por tuberías desde la planta de extracción hacia zonas industriales y la red de gas doméstico, en el caso de Caracas y Maracaibo, y va al mercado interno como materia prima hacia la Petroquímica, la Siderúrgica y las plantas eléctricas, donde se aplica en la alimentación de los hornos y la reinyección de gas en los campos petroleros. 

Todo esto fue lo que explicó el doctor Antero Alvarado en una conferencia para la escuela de Trabajo Social de la UCV a la que HumVenezuela tuvo acceso.

Producción en picada

Medida en millones de pies cúbicos por día (MMscfd), la producción de gas ha caído en Venezuela, luego de su pico más alto de 8.000 MMscfd en 2016. A partir de entonces, según Alvarado, el mercado se desplomó vertiginosamente hasta casi 2.600 MMscfd, lo que equivale a una pérdida de 29% de capacidad. La reinyección de gas desapareció totalmente en 2019.


En 10 años Venezuela ha distribuido 22.165 millones de pies cúbicos de gas por día (MMscfd).

En el ranking del uso de gas natural, históricamente y en promedio, de 2010 a 2020 el destinado a la generación eléctrica ocupa el lugar número uno; la refinación de petróleo ocupa el segundo lugar; la industria petroquímica el tres; la industria el cuarto; el gas doméstico el quinto; la producción de hierro el sexto; la producción de cemento el séptimo y el acero el octavo; el parque automotor está en noveno lugar. 

Reservas sin destino

“Como Venezuela tenía tan buenos ingresos petroleros nos quedamos mirando hacia la OPEP y nos olvidamos de crear una red adecuada de gas no asociado”. Así explica Alvarado, en parte, esta debacle. El país dejó de explotar petróleo y toda la red de distribución de gas asociado (propano) se vino abajo. 

Venezuela tiene grandes reservas de gas metano, aunque las más grandes son de gas asociado a crudo, que supone un potencial de propano, el más caro y difícil de distribuir, pero durante mucho tiempo funcionó porque la explotación petrolera era la actividad económica número uno.

“Lo que tendría que hacer el Estado en materia de políticas energéticas es usar de manera masificada el gas metano —explica Alvarado a HumVenezuela. Gran parte de esas reservas están en el mar, lo cual implica un trabajo adicional de traerlo por tubería hasta las zonas de consumo, y aun así es más rentable. El gas propano es más costoso porque pasa por un proceso de fraccionamiento y tiene usos como materia prima en la industria, por lo que su valor se puede maximizar. En lugar de usarlo para una hornilla, se puede transformar en plástico”.

No hay nada mejor que el gas directo para democratizar el servicio. Si hoy el país contara con una red de distribución por tubería no se estaría cocinando con leña y algunas industrias que lo necesitan estarían productivas.

El peor enemigo

El monopolio de Pdvsa sobre la distribución y venta del gas ha sido uno de los principales factores de la incompetencia para satisfacer la demanda. “Los productores de gas, incluso los privados, le entregan todo a Pdvsa Gas. Por ejemplo, dos empresas privadas ubicadas en los Llanos no pueden negociar ese gas al sector eléctrico, sino que tienen que venderlo a Pdvsa Gas, que es el único comprador y lo compra al precio que diga y en la moneda que quiera —explica Alvarado. Los precios se fijan en dólares, pero durante mucho tiempo esto fue pagado en bolívares. Nunca fue negocio para nadie”. 

Empresas del Estado como Corpoelec, Pequiven, compañías asociadas a la Corporación Venezolana de Guayana, empresas de distribución que son de Pdvsa Gas han sido los consumidores finales. Antero Alvarado deja en claro que “no hubo una real compra-venta de gas. El productor le entregaba el gas a Pdvsa, Pdvsa se lo pagaba o (no se lo pagaba) y después los consumidores finales tampoco le pagaban a Pdvsa Gas. Era un círculo vicioso de pérdidas”.

“Cualquier mejora o expansión en el servicio de gas —asegura— pasa por romper ese monopolio para que quienes producen gas puedan tener mejor precio y negociar directamente con los usuarios finales. Si queremos mejorar el servicio eléctrico, por ejemplo, probablemente debamos empezar por pagar mejor el gas natural para que las empresas no quiebren ni se deteriore la capacidad instalada”.

Cartografía de la derrota

El 90% de la población venezolana cocina con el gas más costoso e ineficiente, que es el gas propano o de bombona; 7% cocina con gas libre o no asociado; mientras que 2% usa cocinas eléctricas. Democratizar el acceso al gas tendría que ser la brújula de cualquier política pública. Venezuela tiene gas, pero no tiene una infraestructura para explotarlo y distribuirlo. Hay gas libre, pero no hay gasoductos. 

Masificar el metano es el mejor proyecto que podría emprender Venezuela en materia de gas. Que el propano sea un combustible para las poblaciones más lejanas, con un mecanismo de subsidio realista para esas familias que viven en el campo.

En 2010 Pdvsa tuvo un plan de gasificación para todo el país. Se estimaba que 90 % de la población recibiría gas directo, sin embargo, los planes no llegaron a concretarse porque, en opinión de Antero Alvarado, esas redes tienden a crecer orgánicamente cuando hay empresas privadas interesadas.

Hoy el gas metano sale del oriente, pasa a Guárico, llega a Altagracia, se desvía hacia Caracas y el Litoral. Hay un ramal que sigue hasta Morón, otro hacia Barquisimeto, otro hacia el occidente y llega hasta Maracaibo. Hay una línea hacia Colombia que se construyó en 2007 para importar el gas que a Venezuela ya le venía faltando, y lo hizo hasta 2015, porque en 2016 Venezuela tuvo la producción más alta. Luego regresó a la importación, pero en 2020 se detuvo.

Hay una enorme falta de gasoductos en los estados andinos. En Barquisimeto el gas llega a la zona industrial III, a Sidetur, pero no se ha desarrollado la red de gas doméstico. Hay empresas paramunicipales en Maracaibo, en Caracas hay empresas privadas y Pdvsa Gas, y en el oriente hay un par de empresas privadas. 

En Maturín, donde se produce todo el gas de Venezuela, paradójicamente no hay una red de gas doméstico. Se hizo un gasoducto hasta Margarita, que pasa por la isla de Coche. Costó muchísimo dinero, pero no se ha expandido a los hoteles, incluso al sector eléctrico que ha tenido tantos problemas, porque ese es un rol, de acuerdo a Alvarado, de los privados, pero el monopolio de Pdvsa no facilita las inversiones.

Todo el consumo de gas residencial en Venezuela es de 120 MMscfd y, gracias a las fugas en el sistema, el Zulia, con 480 mil usuarios, consume 100 millones de pies cúbicos por día y le cuesta Pdvsa 15 millones de dólares; el área metropolitana consume 15 MMscfd; el resto del país 2,8 MMscfd. “Hay que atender la red doméstica de Maracaibo. Es una ciudad que puede explotar por las fugas de gas, y eso explica que el consumo per cápita sea tan alto. Si se recogen esos 80 millones de pies cúbicos por día que Maracaibo está usando de más y se venden a Colombia, se costea la infraestructura”.

Por lo pronto una bombona en el Área Metropolitana de Caracas puede costar en el mercado negro entre $ 5 y $ 10, pero en el interior del país puede llegar a los $ 20 y $ 30, de acuerdo a Monitor Ciudad. Esa es la realidad con la que no puede lidiar el 94% de la población que está en situación de pobreza, el 67% que está en pobreza extrema y el 64,8% que sobrevive en pobreza multidimensional, según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida 2019/2020 de la UCAB publicados en InsoEncovi.