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Pranato tiene control en el 89% de la población reclusa en Venezuela | vía: Correo del Caroní

Jhoalys Siverio | Venezuela | 9 de agosto de 2022 | Foto: Reuters

De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Prisiones, el 46% de la población reclusa en Venezuela está bajo el control del pranato, mientras que el 43% tiene un control mixto: régimen penitenciario y pranato.

Carolina Girón, directora del OVP, destacó que de 31 centros carcelarios que analizaron, 8 están bajo el control del régimen, a través del Ministerio de Asuntos Penitenciarios; 8 bajo el pranato; y 15 en control mixto (régimen y pranato). En el análisis no incluyeron centros desalojados ni de detención preventiva.

Precisó que la población reclusa es de 3.379 en los centros penitenciarios bajo el control del régimen, 13.939 en las de control bajo pranato y 12.749 en las mixtas.

En ese sentido, solo el 11% de la población carcelaria en Venezuela está bajo el control del régimen, mientras que el 46% bajo el pranato y 43% en control mixto.

Sobre las cárceles bajo control exclusivo del pranato, Girón precisó que son: el Internado Judicial de Carabobo (Tocuyito), Centro Penitenciario de Aragua (Tocorón), Internado Judicial Anzoátegui (Puente Ayala), Centro Penitenciario Región Oriental Monagas (La Pica), Internado Judicial Bolívar (Vista Hermosa), Internado Judicial de Yaracuy, Internado Judicial de Barinas II y el Internado Judicial de Trujillo.

La capacidad instalada en estos centros es de 4.850, mientras que la población reclusa alcanza los 13.939 internos, para un hacinamiento de 287,40%.

Tres momentos

Humberto Prado, director del Observatorio de Prisiones en Latinoamérica y el Caribe, explicó los tres momentos en que se desarrolla el pranato en Venezuela. El primero de ellos fue entre 2004 y 2008 con Jesse Chacón como ministro de Interiores, Justicia y Paz.

En ese tiempo habían 30 penales. El pranato no estaba presente en los centros penitenciarios de Occidente, de Valencia, de Oriente, Penitenciaría General de Venezuela, y el centro penitenciario de Ciudad Bolívar, aunque en este último ya sonaba el alias el Wilmito.

Prado agregó que en ese tiempo tampoco había pranes en los centros penitenciarios de la Región Insular, de Aragua, de El Dorado; ni en los internados judiciales de San Fernando de Apure, de Cumaná, de Carúpano, San Juan de los Morros y de Anzoátegui.

El segundo momento se da entre 2008 y 2012 con Tareck El Aissami al frente del Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, período en el que se hizo más visible la presencia de pranes en las cárceles.

Prado mencionó, por ejemplo, alias como el Gordo, en el Centro Penitenciario de Valencia; el Trompeta, en la Penitenciaría General de Venezuela; el Wilmito, en la cárcel de Vista Hermosa en Ciudad Bolívar; Erick el petareño en el Rodeo I; Nene galeno pincho, en San Juan de los Morros; y Tito Visay en el Internado Judicial de Mérida.

En ese mismo período se hizo visible la presencia del pran el loco César, en Yare I; Teófilo Rodríguez, el Conejo, en el Internado Judicial de Porlamar; alias el Trompeta tomó control en dos penales: Penitenciaría General de Venezuela y el Internado Judicial de Guárico. En el caso de Tocorón, al salir Johan Petrica, el control lo asumió alias el Gordito Jesús como primero al mando, y el Niño guerrero de segundo.

El tercer momento en el Ministerio de Interiores, Justicia y Paz fue entre 2012 y 2019, con Iris Varela, período en que prácticamente se legalizó el pranato al tener comunicación la ministra, señaló Prado.

Los alias de los jefes de ese pranato eran o son: el Gocho, en el centro penitenciario de Oriente; Richardy, en Valencia; Trompeta en los dos centros donde ya tenía el control; Wilmer Brizuela (Wilmito), en Ciudad Bolívar, hasta su asesinato; Erick en Rodeo I; Monorio en Rodeo II, y Nene galeni picho en Yaracuy.

Consolidación del pranato

El abogado penalista Luis Izquiel también hizo referencia a que el poder del pranato se da por el armamento que poseen en las cárceles, situación que solo es posible bajo complicidad de las autoridades.

Por su parte, la periodista e investigadora especializada en crimen organizado, Ronna Rísquez, destacó que la consolidación del pranato en las cárceles venezolanas ha hecho que a pesar de que muchos de esos pranes ya cumplieron condena, no salgan por voluntad propia, a fin de mantener sus negocios dentro de estos centros penitenciarios y continuar consolidando su poder.