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Caleidoscopio Humano: Alimentarse en Venezuela, el reto que pocos pueden cumplir

Emmanuel Rivas | Venezuela | 29 de febrero de 2024

De acuerdo con Hum Venezuela, 24,8 millones de venezolanos no contaron con suficientes recursos para comprar alimentos durante el 2023

Laura* tiene dos niños de 8 y 12 años. Es madre soltera y vive alquilada en una zona popular del estado Mérida.

De lunes a viernes trabaja para el Estado. Los fines de semana se «rebusca» limpiando casas o vendiendo combos de empanadas que sus vecinos le piden por encargo.

Su sueldo en el sector público apenas sobrepasa los 100 dólares americanos.

«Mi quincena es de 110 bolívares (3.05 $ a tasa BCV del 28 de febrero), es decir, mi sueldo mensual llega a 6.10 dólares. A esto le sumo los 40 dólares de cesta ticket que recibo a final de mes, y el bono de guerra económica que este mes fue de $ 60. Con 106 dólares no cubro ni siquiera el alquiler», lamenta la mujer de 37 años y una carrera universitaria.

Además, Laura debe cubrir pasajes, lo que los niños necesitan para la escuela y comprar los alimentos, «rogando a Dios que ninguno de los tres nos enfermemos, ni siquiera de gripe, porque no da para comprar medicinas», agrega.

«Si o sí debo rebuscarme (…) a veces me salen trabajitos en casa de familia para limpiar un sábado o un domingo, pero por lo general hago empanadas, pasteles o tortas por encargo y como eso lo hago desde la casa, es el único tiempo que puedo pasar con mis hijos», señala.

Laura asegura que antes tenía un respiro en cuanto a la alimentación de los niños; pues, en la escuela donde estudian, les daban comedor.

«Hoy el comedor está cerrado y cuando medio llega algo, entonces los representantes debemos llevar tomates, cebollas, papas y hasta carne nos han pedido para poder darle a los niños una comidita medio decente (…) ahorita tengo que ingeniármelas, porque como no hay comedor, ellos (los niños), salen más temprano».

La joven mujer, que pidió que su identidad fuese resguardada, asegura que muy pocas veces comen carne, pollo o cochino, pues considera que son alimentos que no puede pagar. Procura incluir en su dieta algunos vegetales y granos, «he escuchado que los granos cubren la falta de carnes, no sé si es verdad, pero es lo que más podemos comer, aunque su precio ha ido aumentado», dijo.

Como Laura, hay en Venezuela por lo menos, 20,1 millones de personas que, en 2023, afrontaron “amplias necesidades” de asistencia alimentaria; de las cuales, 13 millones experimentaron necesidades críticas y  2,7 millones llegaron a un estado severo de necesidad alimentaria, esto de acuerdo con el informe de seguimiento de la Emergencia Humanitaria Compleja, elaborado por HumVenezuela.   

HumVenezuela señala que, a pesar de un aumento en la producción de alimentos, “la inseguridad alimentaria ha experimentado un preocupante aumento al 45,2 %”. 

La plataforma además revela que en 2023, el 91,6 % de los hogares se vio obligado a utilizar estrategias de sobrevivencia para garantizar su alimentación diaria.

¿Qué dijo el relator de la ONU sobre Venezuela?

A principio de febrero, Michael Fakhri, relator especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación estuvo de visita en Venezuela quien, después de 14 días, presentó un informe donde destacó que, en el país, persisten la desnutrición y la inseguridad alimentaria.

Fakhri hizo énfasis en las condiciones en que se encuentran los niños, niñas, adolescentes y mujeres embarazadas en zonas vulnerables del país, asegurando que «los niños están cada vez más expuestos a riesgos como la separación familiar, la explotación infantil y sexual, la violencia física y el abuso (…) Niños menores de cinco años con desnutrición aguda; niños que van a la escuela solo cuando se les sirve comida».

El alto funcionario de la ONU se refirió también a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, conocidos como CLAP, siendo crítico de una medida que no trae un beneficio real en la población a la que llega.

Destacó “la inconsistencia en la entrega y falta de suministro en zonas remotas, así como productos de baja calidad”.

Otro aspecto que llamó la atención del Relator Especial de la ONU, fue la necesidad de las familias venezolanas, de disminuir las porciones de alimentos, de saltarse alguna de las ingestas diarias o de tener que escoger, en muchos casos, entre comprar alimentos o medicamentos.

«Las familias reducen el tamaño de las raciones, se saltan comidas o compran alimentos poco nutritivos. Sabemos que las personas están consumiendo muchos carbohidratos y las mismas comunidades están buscando la manera de aumentar el consumo de proteína”, dijo.

Un país desnutrido

La nutricionista Susana Raffalli compartió algunas cifras con el Relator Especial de la ONU, destacando que la desnutrición infantil aguda afecta a -al menos- 134 mil niños y niñas. Agregando, además, que otros 285 mil están en riesgo.

«Muchos niños enfrentan múltiples crisis de desnutrición, afectando su crecimiento y desarrollo»
ha denunciado Raffalli en múltiples oportunidades.

El retardo del crecimiento, consecuencia directa de la desnutrición crónica, afecta a tres de cada diez niños atendidos por Cáritas, la organización en la que trabaja Raffalli, lo que no solo limita el desarrollo físico de los niños y niñas venezolanas, también tiene consecuencias a largo plazo en su desempeño escolar y en la probabilidad de alcanzar la universidad, destaca la especialista.

Venezuela se convirtió en un país desnutrido. En el año 2021, el Índice de Prevalencia de Subalimentación (IPS) se ubicó en 22,9 %, casi tres veces más que el promedio de inseguridad alimentaria en Suramérica (8,6 %), lo que demuestra que la Emergencia Humanitaria Compleja, y la crisis alimenticia en Venezuela sigue estando presente, y es una realidad que el Estado se ha negado a atender con la rigurosidad y urgencia que amerita.